martes, 1 de marzo de 2016

Palabras a las viajeras en luto (y al mundo que hoy me duele!)


Hoy, el norte de mi brújula interna apuntaba desorientada el cielo. Con lágrimas en los ojos, mi alma itinerante lloró la pérdida de dos personitas que jamás tuve la suerte de conocer. Tengo mil sentimientos encontrados con esta tragedia que hoy desgarra la vida de familias y pone en una triste (y tal vez, necesaria) alerta a toda la comunidad viajera.
Y cuando digo sentimientos encontrados, me refiero a que no sólo cargo kilos de tristeza en mi mochila, sino además un sobrepeso de rabias y miedos sobre mis ligeras alas.

Pola Ilustración (página de Facebook) hizo este bello tributo a Marina y María José.

No sólo es horrible lo sucedido...es también asqueroso que familias en duelo tengan que lidiar con tanta especulación y la incertidumbre de no saber qué cresta pasó con sus hijas y hermanas. Es brutal que tengan que aguantar tantos comentarios estúpidos de personas que juzgan porque sí, haciendo preguntas fuera de lugar como "y donde estaban los padres de esas chicas?" o "cómo las dejan salir así, a la vida, a mochilear, solas?"
Y es ahí donde me pregunto yo por qué siempre es tan criticada y juzgada la gente que decidió salir de su zona de confort a simplemente, cumplir sus sueños y ser feliz...
Acaso preguntarían esas burradas si a las chicas les hubiese sucedido tragedia tal en su misma ciudad?
Acaso juzgarían a esas destruídas madres si en vez de que sus hijas estuvieran mochileando, hubiesen estado estudiando un post grado, o trabajando lejos de casa? "Quizás qué andaban haciendo las niñas esas... quizás eran unas locas buenas pa la fiesta" leí por ahí, pasando de la pena a la rabia en una milésima de segundo.
Acaso se justifica lo que les pasó, si hubiesen sido unas fiesteras a destajo? Qué se supone que debían "haber hecho" esos padres? amarrarlas a la pata de la cama? cortarles las alas?

Resulta que ahora, de la noche a la mañana, Ecuador es un país peligroso (?)
Cosas malas te pueden pasar en tu propia casa, a la vuelta de la esquina o al otro lado del mundo.

Que la muerte de Marina y María José no sea en vano y nos deje una lección:
Cuidémonos entre todos, hagamos buen uso de las redes sociales, ofreciendo alojamiento a los mochileros de bajo presupuesto, demos aviso a nuestros familiares de dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos. Si vemos a un viajero/a en estado de ebriedad, preocupémonos que llegue a su habitación o carpa...no nos hagamos más los desentendidos si vemos a una persona que nos da mala espina...Y tratemos de andar en grupo por la noche, que es cuando somos más vulnerables a robos (o cosas peores)
Con lo dicho anteriormente, no digo ni doy a entender que a estas bellas ángeles con mochila, les pasó lo que les pasó por imprudentes e irresponsables...se especulan muchas cosas, y yo no soy NADIE para juzgar el actuar de otros. Sólo Dios sabe qué les sucedió...aunque después de este tipo de cosas, hasta la existencia de Dios se pone en duda.
No dejemos que esto nuble nuestra fe, y roguemos de corazón, que la verdad salga a la luz.

Viajeras: que lo sucedido no frene nuestras ganas de ir tras nuestros sueños, que esto nos ponga en alerta, no paranoicas...Conectémonos a nuestra intuición, esa voz interna que rara vez se equivoca. Dejemos los miedos en casa. Cuando los cargamos con nosotros, atraeremos inevitablemente situaciones y personas negativas...hagamos las paces con la bondad y la empatía, y estemos más atentos a quienes nos rodean.

Marina y María José: Esta semana les dedico mucho más que un minuto de silencio.
Pido por sus almas y por que vuelen libres y en paz, y que la tierra que soñaban descubrir, las abrace hasta la eternidad. Pido por sus desgarradas familias, y que el tiempo y la justicia les traiga un poquito de calma y certeza a sus corazones.

Que esta tragedia no empañe nuestros sueños ni manche el mapa de nuestros próximos pasos.
Que estos actos aberrantes no corten nuestras alas.
Que no paguen justos por pecadores...no dejemos pasar la oportunidad de conocer personas buenas de corazón, por temor y desconfianza.
Que esta lamentable noticia no me obligue a depender de los tiempos o ahorros de mi pareja, y me haga postergar un sueño porque él no me pudo acompañar.
Que estos diabólicos actos de gente enferma, no me haga alargar las faldas, ni caminar con miedo, incluso en mi barrio...
Que estas atrocidades no desvíen el tema a lo verdaderamente importante, ni se justifiquen estos actos inhumanos con frases tipo: "ella se lo buscó"; "algo habrán hecho"; "por andar vestida así terminó tentando al diablo"...
Que este hecho nos abra la mente para ver con claridad lo machistas que somos al enseñar a nuestras niñitas a ser bien señoritas, sumisas y codependientes, enseñando implícitamente a los chicos que ellos son el sexo fuerte.
Monjas, putas, libres o sumisas, perreando un reguetón o rezando, con una burka o una mini falda...no se justifica el abuso señores!! Ebria o sobria, viajando sola o con un harem de hombres...nadie tiene derecho sobre TU cuerpo y mucho menos que lo ultrajen, te roben la vida y con ella tus sueños!

Ilustración de la página de Facebook "A veces pasa".

Que el miedo no haga más pesadas esas anclas ni engorden esas excusas que nos impiden volar.

Por último no lo hagamos por nosotras...hagamoslo por ellas, y que así, desde el cielo, sigan cumpliendo su sueño de ver el mundo, a través de nuestros ojos.







viernes, 19 de febrero de 2016

Por "culpa" de los viajes



Si tuviera que resumir mi vida me atrevería a decir que existe una Pame antes y otra después de los viajes.
Los viajes han marcado en mí de tal forma, que hoy mi vida no sería la misma sin ellos...
Gracias a, o "por culpa de" los viajes, mi vida actual gira en torno a éstos.
Recuerdo la cantidad de veces que me dijeron cuando comencé este camino "nadie puede vivir de los viajes", y la verdad es que gracias a cada una de esas aventuras, que comenzaron hace 10 años en solitario, puedo decir hoy que Sí, si se puede vivir de los viajes.
Hoy mi vida laboral consiste en escribir de viajes para un gran medio llamado Faro.travel, que contactó conmigo gracias a este blog que estás leyendo ahora. Sin tener estudios de turismo, este blog y mi experiencia viajera fue mi currículum que me permitió entrar en una de las empresas pioneras de viajes de estudio en Chile: Latitud 90; consiguiendo así poder traviajar y ser enviada como guía de turismo a los destinos más top de Chile & Argentina, lugares alucinantes que eran carísimos de recorrer con mi escuálido presupuesto...Por culpa de los viajes y el conocimiento adquirido tras una década viajada a más de 40 países, he caído en In2travel, como agente y consultora de viajes freelance, y estoy con muchas ganas de trabajar en el extranjero como guía, fotógrafa, escritora, y lo que salga.

"traviajando" con mi bandera de Faro.travel

Vale decir que, por culpa de los viajes, logré hacer de mi pasión, mi profesión, y conseguí aquello que todos me advertían cuán imposible era. Por culpa de los viajes, mi mente se centró más en buscar oportunidades en vez de excusas, y en buscar aquello que la mayoría considera inalcanzable, porque en el camino tradicional ya había demasiada competencia...
Por culpa de los viajes, descubrí a través de la distancia quiénes son mis verdaderas amigas, esas pocas que están a pesar de la lejanía.

En las cascadas de Ouzud, Africa...con esas amistades que pese a la distancia, perduran.

 Por culpa de los viajes, comprobé que otras no tan amigas pasaron del amor al odio viendo que una cumplió el sueño que ellas no se atrevieron por mil razones (y excusas) reconociendo como una gran verdad lo que una sabia amiga viajera me dijo un día:
"si quieres saber quiénes son tus verdaderos amigos, ten una vida extraordinaria", y es cierto...sólo las de verdad se alegrarán por ti sin resentimientos ni envidias de por medio.
Por culpa de los viajes, conocí al amor de mi vida...No! no lo conocí viajando...lo conocí gracias al yoga, disciplina a la cual llegué por viajera inexperta viajando con una mochila de más de 15 kilos, lesionándome la espalda...



Y él hoy puede asegurar, que por culpa de mi adicción viajera, el bichito lo contagió de cierto modo...llevándonos a dejar TODO, aventurándonos a una vueltita por el mundo de dos años, que nos llevó a vivir y trabajar afuera, cambiando por completo nuestra filosofía y forma de vida.
Por culpa de los viajes, mi intuición creció y con ella mi capacidad de confiar en los demás, siendo cada día más asertiva y clara a la hora de tomar decisiones.
Por culpa de los viajes me enamoré también de la fotografía y de la escritura, talentos que seguirían durmiendo dentro de mí si me hubiese quedado en casa.


Por culpa de este estilo de vida, conocí gente hermosa en cada rincón del planeta. Gente que devolvió mi fe en la humanidad y me enseñó otras formas de ver la vida.



 Gente increíble que me sacó la venda de los ojos y me hizo ver que somos iguales y buscamos ser felices y hacer felices a quienes amamos, pese a tener religiones, culturas y razas diferentes...personas de un corazón gigante que han hecho poner en duda lo que veo y leo en los medios, que no hacen más que meternos miedos y prejuicios sobre ciertas culturas...

"Cuidado con los Indios", me advirtieron quienes jamás fueron a India.

Se ven caras, no corazones...

Por culpa de los viajes, partí este camino un tanto perdida para escapar de una rutina...y hoy sólo viajo para encontrar respuestas, y esa búsqueda sólo a permitido encontrarme a mí misma.
Por culpa de los viajes, encontré el camino que me ha permitido desarrollarme como persona, y así poder ser la protagonista de MI vida, haciendo lo que amo por opción y no por imposición...
Este camino nómada es el que me permitió salir a descubrir un gran abanico de posibilidades, que no tenía idea que existían cuando vivía en este rinconcito apartado al fin del mundo.
Por culpa de los viajes, descubrí que viajar no es más caro que vivir en un lugar fijo, y por culpa de la belleza de este mundo que pretendo conocer entero, aprendí idiomas, me desilusioné, dormí una vez en la calle y en el suelo de frías estaciones y pasé hambre con tal de estar ahí... y comprendí que un estómago hambriento, una billetera vacía y un corazón roto enseñan las mejores lecciones de la vida. Y en los momentos más difíciles, siempre apareció un angelito desinteresado dándome una mano.
Por culpa de los viajes, con mi compañero de vida salimos de un sistema que nos parece incompatible con tener tiempo para lo que nos apasiona.




Un sistema que nos hizo despojarnos de la televisión y de tantas cosas materiales que no son más que anclas que te atan cuando lo que quieres es volar!!
Por culpa de los viajes, sigo buscando mi lugar en el mundo...un lugar que nos permita desarrollarnos como individuos, crecer como pareja y formar una familia en un marco armónico, alejado de las voces externas que critican, y con una calidad de vida insuperable.
Por culpa de los viajes me quedé sin auto, sin trabajo estable y me he perdido acontecimientos importantes de seres queridos...pero después de lo vivido y mirando en perspectiva, absolutamente todo a valido la pena.
Por culpa de los viajes, siento que no encajo en el lugar donde nací, y a la vez siento que pertenezco a todas partes, ya que un pedacito de mi corazón se ha quedado en cada rincón que he pisado...
Por culpa de los viajes, un día me atreví a dejar todo, y a la distancia me dí cuenta que, al final, no dejé todo...sino que fui por TODO.

lunes, 1 de febrero de 2016

La importancia de viajar



Este año cumplo una década cargando mis sueños en una mochila, muchos en solitario y, el más largo de todos, con mi compañero de vida. Diez años de viajes que me han hecho transitar por más de 40 países, vivir en uno de ellos, ampliar mi mente y forma de ver la vida, conocer facetas de mí que jamás imaginé tener, aprender otro idioma, enamorarme de la fotografía, crear este blog de viajes, crecer en todo sentido y descubrir la importancia de los viajes en mi vida.

Viajo para conocer otras formas de ver la vida.


Hace unos días pensaba en lo mucho que me dicen “no hay para qué salir pa’ fuera, si en tu país lo tienes todo”, y estamos de acuerdo con que Chile es hermoso y que tiene una diversidad paisajística impresionante, pero lo que intento explicarle a la gente es que yo no viajo sólo en busca de paisajes lindos, sino que lo hago en busca de otras culturas y formas de ver la vida que, ojalá, sean realidades opuestas a la mía; viajo en busca de nuevos sabores, colores y olores; conocerme a mí misma en escenarios y contextos que escapan del habitual. Ver lo que ya me es familiar, y que nada implique un desafío no me aporta nada nuevo. Viajar no es lo mismo que irse de vacaciones, no es ir en busca de lo cómodo y fácil; viajar es salir de tu zona de confort, y es justamente ahí donde sucede la magia.

Viajar es una escuela y cada vez más personas acuden a ella.

Con mi compañero conversábamos el otro día sobre la importancia de viajar, de sumergirte en otras culturas y, ojalá, vivir afuera un añito, como mínimo. Esa experiencia mutó nuestra filosofía y mirada frente a ciertas cosas como el trabajo, la relación con la plata y las cosas materiales, la simpleza, la amistad, los futuros hijos y el tipo de crianza que queremos para ellos, etcétera.

Viviendo en Canadá, gracias a la visa Working Holiday, conocimos a un buen número de chilenos en la misma: probando suerte, sin muchos planes más que sobrevivir y descubriendo que se puede vivir bien. Te das cuenta de que quien en tu país es un "cuico", allá es guardia de seguridad, recoge frutas en un campo o es maestro de la construcción, y lo hace feliz porque es un trabajo bien considerado y remunerado como cualquier otro. En ese país desarrollado ha hecho amigos de todas las razas y clases sociales, y no tiene empleada doméstica porque por esos lares es un lujo tenerlas; y, tras un tiempito, te das cuenta de que los millonarios se mueven en un transporte público que funciona de maravillas. Y, al ver que existen ciudades con sentido de comunidad, con gente amable que confía y ayuda a otros, cambia inevitablemente nuestra visión sobre la humanidad y el mundo que nos rodea.

Es así como muchos se quedan para siempre y otros vuelven a sus tierras aplicando lo aprendido, y generando un impacto positivo en su comunidad y en su propia vida.

Como dice mi amigo Carlitos, “los viajeros le hacemos bien a este mundo”, frase que abrió una conversa de horas sobre los viajes y cómo estos cambian esos paradigmas y prejuicios que llevamos anclados desde chicos en nuestro disco (re)duro.

Creemos necesario ver otras formas de ganarse la vida, trabajar en lugares donde no importa el pituto, tu clase social ni de dónde egresaste, donde la jornada laboral es más corta y productiva; ver cómo funcionan otras sociedades y ser parte de ese funcionamiento que es más eficiente, inclusivo y empático. Todo eso, sin duda, cambia el lente con el que vemos la “realidad” y, por supuesto, pones en perspectiva – y en duda – eso que antes considerabas normal.

Vivir lejos de casa implica varios sacrificios, desapegos, renuncias y perderse momentos importantes de la vida de quienes más quieres; es un desafío día a día, es un extrañar que se vuelve crónico… Pero te juro que todo, absolutamente todo, vale la pena.

Fue una etapa que me hizo entender que mi país, culturalmente hablando, tiene sus cosas que mejorar, y está bien que sea así, para tener la tarea de evolucionar, entendiendo ese proceso de cambio como algo que primero debe nacer de uno.



Viajar y vivir fuera me ha hecho conocerme y superarme profundamente. Aprendí y descubrí muchas cosas de mí y del mundo alucinante en el que vivo, y, de haberme quedado en casa, eso no hubiese ocurrido. Desde la rutina pensaba que todo estaba bien así, pero las cosas siempre pueden estar mucho mejor; sólo hay que atreverse a dar ese primer paso que te saca del piloto automático. Excusas para no hacerlo hay miles, ¡pero el mundo es de quienes se atreven!

Salir de nuestro metro cuadrado es tan enriquecedor que no lo sabes hasta que lo vives, vuelves y pasa ese tiempo necesario para asimilar todo lo vivido. Sientes que creciste fuera del rompecabezas y que ahora, de vuelta, tu pieza ya no encaja.

Definitivamente, para descubrir cómo se nada en el mar, hay que salir de la pecera.


Este artículo fue escrito para Faro.travel, la primera comunidad de viajeros chilenos que sufren de esta maravillosa adicción, que sólo se cura viajando más y más.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Encuentros FARO: Ciclo de relatos viajeros.


Este sábado 21 de noviembre es el primer gran encuentro de viajeros en Santiago de Chile.

Tengo la fortuna de formar parte del equipo de Faro.travel, comunidad creada por y para viajeros, ...es mi "tribu", donde encontré almas gemelas con quienes tenemos todos en común una pasión/adicción por los viajes y estamos consientes que lo nuestro no tiene cura...sino más bien, es una locura que se mantiene equilibrada con el movimiento. Los viajes son nuestro motor y toda esta pasión a sido volcada en la creación de esta gran comunidad, para la cual además, escribo mis historias viajeras.

¡Por primera vez en Chile, Faro reúne en un mismo escenario a
viajeros de categoría mundial!

 Eugenio Cox, Empresario del turismo y conductor del programa Mundo ad Portas de canal 13C. A los 56 años decidió dejarlo todo para vivir uno de sus sueños más anhelados: viajar solo por el mundo sin ruta ni planificación.


Felipe Howard, Socio y fundador de Latitud 90, empresa líder en viajes al aire libre en Chile. Su innata alma exploradora lo ha llevado a generar diversos emprendimientos que le han permitido transformar su pasión por los viajes en su trabajo cotidiano.


Emilio Scotto, de Argentina, ha recorrido la distancia de la Tierra a la Luna (ida y vuelta), ganándose un Récord Guiness por el viaje en moto más largo de la historia. Es la única persona viva en la lista de los 40 exploradores más importantes de la humanidad.


Con seis vueltas al mundo, Jorge Sanchez es una de las 10 personas más viajadas actualmente. En 2003 terminó de conocer todos los países y territorios del planeta. Ha escrito 26 libros sobre sus travesías, en las que ha sufrido desde cautiverio hasta experiencias de vida o muerte.

Cuatro historias de vida que te inspirarán y transportarán a otros mundos.
Cuatro personas como tú que se atrevieron a dejarlo todo para salir a viajar.
Cuatro viajeros que te animarán a romper esquemas para que tú seas el próximo.


Centro Arte Alameda
Sábado 21 de noviembre 2015 a las 15:00 hrs.

Para conseguir tu invitación escríbenos a:
equipo@faro.travel

Nos vemos !!

lunes, 19 de octubre de 2015

Ubud: Un recorrido fotográfico por el corazón de Bali.


Ubud, es sin duda uno de mis rincones favoritos del Sudeste Asiático. Es mi paraíso sin playa,  
con un aura mística que por momentos se diluye con tanto turista y mono saltimbanqui, pero la belleza de su entorno natural y calidez de sus gentes, hace que todo pase a segundo plano.

La famosa isla de los dioses como le llaman, es una sobredosis de naturaleza, arte, mercados, spas con los mejores masajes, flores, arrozales, templos, ofrendas, monos y gastronomía deliciosa. 
Es muy recomendable arrendar una moto si quieres visitar los alrededores, o contratar en la recepción de tu hostal/hotel, un chofer que te lleve a conocer, si tienes poco tiempo.


 
Pura Ulun Danu (templo del lago)



 Nasi Campur, el mejor plato que me comí en Bali...

Sus arrozales son una postal preciosa.







 Ubud Palace...un imperdible de noche, son sus espectáculos de danza balinesa...













Otro gran imperdible de Ubud, es sin duda, el Monkey forrest.


Ofrendas típicas balinesas.



Es cierto que los alojamientos en Bali son más caros que los que puedes encontrar en otra parte del sudeste, pero el nivel de la infraestructura y el desayuno, son superiores también...y la verdad? la relación precio-calidad es buenísima.


Graha Modin Villas...un alojamiento como éste en Chile, saldría unos 300 dólares la noche? Si consigues una buena promo...por esta joyita, con masaje de bienvenida y desayuno a nuestra terraza privada con piscina de borde infinito, nos salió 40 dólares la noche la habitación...insuperable!!

Por supuesto que la oferta hotelera es amplia: hay desde hostales con piezas compartidas por 5 euros la noche, a hoteles 5 estrellas considerados de los mejores del mundo, que pueden costar 500 dólares la noche (o más) Eso depende de tu estilo y presupuesto.

Qué hacer en Ubud y alrededores?

Como mencioné anteriormente bajo algunas fotos, considero imperdible el monkey forrest (bosque de los monos) donde te recomiendo ir sin comida en la mochila, ni botella de agua fuera de ella. Los monos son de los que se te suben a la cabeza, te abren cartera o mochila, y yo misma ví como le sacaron hasta la billetera a una chica! ojo con eso...si un mono se te sube, quédate quieto/a, no lo tomes ni trates de sacarlo, se bajará solo, no temas!!
De noche está bueno el show de danza balinesa en el Palacio de Ubud o Ubud Palace. Con música en vivo, se cuenta una historia a través del cuerpo y esas miradas intensas que caracteriza su teatral danza.
Salir del centro de ubud en moto y perderse por los arrozales.
La isla, si bien es un punto en el mapa, es bastante grande para pedalearla o irte en moto al otro extremo, en ese caso, recomiendo contratar un chofer que se ofrecen afuera del Ubud Palace o puedes contratarlo desde la recepción de tu hotel. Los choferes son además buenos guías que conocen la historia de cada rincón y así podrás entender el contexto histórico y significado espiritual que le otorgan a cada detalle. Anda a recorrer los templos. Mi favorito? Pura Ulun Danu (templo del lago) y al atardecer, anda a Tanah Lot...te vas a acordar de mí ;)
El mercado de Ubud tiene artesanía, ropa, frutas, carteras, de todo...así que si buscas un souvenir, éste es tu lugar. No te olvides de regatear!!
Los masajes balineses son tan baratos y maravillosos, que no ir a uno de sus spas, es un crimen.
No voy a recomendar un lugar que no me gustó para nada: Kuta. Pero esa fue MI percepción...puede que a tí te guste.
Si quieres playas ricas en una isla que le das la vuelta caminando con unos atardeceres pa´llorar, pues toma un ferry desde el sur o el este de Bali, y escápate a las islas Gili...Oh my God !!


Algunos precios actuales:

La moneda es la rupia indonesia. 1 dólar son 15.000 rupias aprox !! así que prepárate que nunca en tu vida tendrás tantos billetes en tu bolsillo.
El taxi de Denpasar a Ubud. Te pedirán sobre 300.000 rupias. REGATEA!! Yo ví como unos gringos pagaron por adelantado 500 MIL a Ubud. Regateando, nos fuimos por 200.000 y paga cuando llegues a destino.
Como mencioné anteriormente, los alojamientos pueden ser de 5, 50 o 500 dólares la noche.
Comida. Claramente lo más barato es cocinarte en tu hostal o comer en puestitos callejeros por incluso, menos de un dolar!!
Los platos en restaurantes sencillos varían entre los 2 y 4 dólares.
La cerveza?  2 dólares. Cómo? lo mismo que un plato de comida? lo sé, es más cara que en Camboya, Vietnam o Laos.
Y para que a la entrada de los templos no tengas que comprar un sarong (pareo), lleva el tuyo ;)
Recuerda que los extraños somos nosotros, y debemos respetar sus normas y códigos religiosos.


Cuando ir?

La mejor época para viajar a Indonesia es de abril a junio cuando los días son más secos y las temperaturas máximas son soportables.
Los meses de septiembre a marzo son lluviosos y entre los meses de enero y febrero, las lluvias suelen ser generalizadas.
En julio-agosto es temporada alta, por lo que los precios y el turismo se disparan.




Ubud se convirtió en uno de mis lugares del mundo...esos lugares donde viviría una temporada, tendría un camaleón de mascota, me haría adicta al agua de coco, tendría una moto y trabajaría como guía paseando extranjeros, haría clases de inglés o español en alguna escuelita, haría yoga cada mañana desde mi terraza con vista a los arrozales y saldría a pedalear cada tarde, buscando que me atropelle un Javier Bardem, al mas puro estilo comer rezar amar...

Ubud: Tarde o temprano, nos volveremos a encontrar.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

El lado onírico de los viajes


"Vive tus sueños, si no quieres terminar soñando tu vida"

Haciendo el loco en el Salar de Uyuni, Bolivia.

Los sueños y los viajes siempre han sido amigos. Les encanta jugar a la fantasía / realidad como dos hermanos que juegan a las escondidas. Se llevan de maravillas como el verano y la cerveza fría, o como el otoño y el chocolate caliente.
Los viajeros somos por esencia soñadores sin remedio, pero a diferencia del resto, soñamos despiertos, no sólo de noche...o al menos yo, siempre ando por las nubes trazando lineas imaginarias en mi mapa interno insaciable.
Pero una cosa es soñar despierto el viaje de nuestras vidas, y otra, es experimentar el lado onírico de la vida al viajar...
Quizás nos hacemos adictos a los viajes, por el placer que provoca explorar mundos nuevos, desconocidos, que no comprendemos. Como los adictos a la heroína, que se pegan sus placenteros viajes oníricos, sólo que viajar es una adicción que no te destruye, sino que te enriquece.
De noche se sueñan sueños muy locos, y sus interpretaciones son muy curiosas. Lo extraño es que recuerdas lo que soñaste al despertar, pero al rato ya se te olvida...por eso, hay que escribirlos apenas despiertas...



En cambio cuando viajamos, experimentamos situaciones surrealistas que nos quedan en el disco duro de recuerdos para siempre:
Como cuando me encontraba en China, sin hablar mandarín y rodeada de chinos que no sabían decir ni hola en inglés, perdida, a punto de hacerme pipí y preguntando por el baño en una estación de tren. Nadie me entendía (dije: toilette, bathroom, washroom con cara de "estoy que me hago"...y nadie me entendíaaa!), hasta que hice la mímica como que me bajaba los pantalones y flecté mis piernas al mismo tiempo que hacía "pppssshhhhh" (la banda sonora a mi pipí) los chinos casi murieron de risa y un grupo como de 8 me llevaron al baño. Surrealista!!
O como aquella vez en un bus en Myanmar con un monje que iba haciendo como que hablaba por celular, pero era su billetera la que tenía abierta junto a su oreja...ni en mis mejores sueños!!
O esa ocasión que invité a tomar un helado a un marroquí que quería llevarse mi cámara.
O esa noche en el Sahara, donde tuve la suerte de apreciar una lluvia de estrellas fugaces.
O en Varanasi, India, donde se me ocurrió sacar mi cámara para fotografiar de lejos un gath de cremación y llegó un grupo de indios que me echaron gritándome: "bad woman, youuuu bad karma for us"...

La foto que me metió en un problema por desinformada...al final, somos nosotros los extraños.
Y todo esta escena en un infierno que ardía a 49 grados!!! Ni en mi peor pesadilla.


También se viene a mi mente, aquella tarde en Vietnam, donde fuimos atacados por un grupo de monos, que acabaron sacándonos de su isla (Monkey Island, eran los dueños de casa, nada que hacer)
Y cómo olvidar la vez que me hice la gitana ruda para safar de un cuarteto de viejos que me hizo una encerrona en Nápoles...

Vivimos muchas experiencias surrealistas cuando viajamos, así como soñamos cosas tan reales que despertamos muchas veces confundidos y asustados.

Udaipur, India. Mi lugar favorito de Rajastán.

Y no sólo las experiencias vividas son como sacadas de un mal o alucinante sueño...sino también los lugares.
He tenido la fortuna de apreciar en mi corta vida viajera, mágicos lugares de gran carga onírica, como Brujas y Praga; Bagan en Myanmar; el estado de Rajastán en India; Halong Bay y el desierto del Sahara al amanecer; el parque Güell de Gaudí en Barcelona; Venecia; la plaza Djema el Fna de Marrakech; las terrazas panorámicas de Santorini al atardecer; el altiplano boliviano; ese lugar como comido por las raíces en Angkor Wat, Camboya; las pirámides de Chichen Itzá en un día de truenos; el mundo submarino en el paraíso tailandés; los paisajes del sur de China; etc.

Praga...sin palabras!!

Halong Bay, Vietnam.

Soñar y viajar, nos transporta a otros mundos, y cambiar de escenario nos conecta y nos hace más conscientes de que lo impredecible y diferente hace interesante y entretenido el camino, y por eso, hay que saber interpretar las señales (éstas pueden ser personas, o situaciones desagradables como perder un vuelo)

Sólo después de que viajamos, y observamos formas de vida diferentes o opuestas a la nuestra, nos damos cuenta de lo relativa y subjetiva que es esa línea que divide lo normal / con lo extraño...

Ta Prohm, Angkor Wat, Camboya, es un lugar que te hace sentir parte de una película de Tim Burton.

Myanmar, uno de los países con más carga onírica que he conocido. Puente de Amarapura, a las afueras de Mandalay.

Viajando, solemos hacer cosas inexplicables. No hay nadie que nos juzgue, no importa el "qué dirán" o si hago el ridículo. Como no conoces a nadie, puedes hasta fantasear otra realidad, como aquella vez en Turquía, que estaba cansada ya de tanto turco intentado venderme lo invendible, y como hablan todos los idiomas imaginables con tal de vender, me hice la ciudadana de un país extraño y me puse a hablar en un dialecto inventado por mí...el problema es que llamé más la atención y después me seguían gritándo "where are you frooom?".

Bagan, Myanmar.

Creo que al viajar, nos sentimos tan libres, que a veces nace una extraña sensación de sentirnos otra persona, una que actúa muy distinto a aquella que se quedó en casa...totalmente dispuesta a emprender un viaje, que tiene más de imaginario, que de realidad.

La relatividad del tiempo es otro factor que en los sueños y en los viajes toma otro pulso. Podemos soñar 15 minutos con una vida entera, y de viaje, una semana de vivencias se sienten como un mes!

En Pushkar tuve una conversa digna de un sueño con este gurúji.

Jodhpur, la ciudad azul de Rajastán en India.

En los sueños y en los viajes, todo es impredecible, cualquier cosa puede pasar, no hay certeza de nada...
Lo único que sé, es que si podemos soñarlo, podemos hacerlo realidad!!

;)

domingo, 9 de agosto de 2015

Los peligros de viajar


No sé si a ustedes les ha pasado, o es que yo después de un par de meses sin viajar me estoy volviendo loca/tripolar...pero después de un largo viaje, surgen en mí varias interrogantes sin respuesta, ligadas a la rutina, a esa vida que tenía antes de viajar, y la que tengo ahora.
Si están leyendo esto en busca de qué cosas podrían ponerlos en riesgo en sus próximos viajes, les aconsejo que mejor prendan la tv, que les mostrará el lado oscuro de este mundo.
Desde que nacimos, venimos escuchando frases que nos hacen desconfiar del resto como el clásico "no hables con extraños"...
Se imaginan viajar (sobre todo cuando lo hacemos en solitario) sin hablar con desconocidos? Sin cruzar palabra con locales o otros viajeros con los que compartes hostal? Mmmm...No. No me lo imagino.

Hoy, quise compartir con ustedes los reales peligros que implica probar un trocito de libertad:

Enamorarte: Y no me refiero solamente a engancharte de una persona. Al menos yo, no he conocido a mi media naranja viajando, y no digo que no sea posible...Pero sí correrás el riesgo de enamorarte de una vida nómada y de esa anhelada libertad. 
Cuando viajas por largo tiempo, inevitablemente te enamoras de una cultura, de un país, de otras filosofías, de la simpleza, y ante esto, es imposible no cuestionar tu vida, tus costumbres y forma de pensar. Lo que antes parecía normal, ya no lo es tanto...



Enemistarte con la rutina y el sistema: Una cosa es viajar de vacaciones dos semanas al año, donde escapas de la rutina y descansas del trabajo. Nadie dice que eso esté mal, es más, es la forma tradicional que la mayoría tiene de hacer un paréntesis en sus vidas. Después de esa acotada pausa, se dice que uno vuelve a la realidad o la que nos han hecho creer que es normal...Pero cuando dejas todo, y te vas por largo tiempo, la cosa cambia, y ahora el viaje es mucho más que un simple descanso o días de ocio, todo es diferente. Conoces de verdad la vida real,  ya que te conectas con otras culturas, observas diferentes formas de ganarse la vida, descubres otras maneras de ver la felicidad, la maternidad, la religión, y te cuestionas hasta la profesión que elegiste. Es así como descubres que no hay perspectiva sin distancia. Y sí, sacarte la venda de los ojos puede resultar muy peligroso (y duro muchas veces), porque ésto definirá el cómo quieres seguir viviendo tu vida, en vez del cómo "debes" vivirla. 


Ahora, seamos realistas. Al volver de un largo viaje, ya no te espera tu trabajo de antes y tienes que partir de cero otra vez. De vuelta a esa rutina que no te gusta, debes hacer el trabajo de aceptarla, intentar volver a llevarte bien con ella, y entender que si no trabajas no hay un próximo viaje. 
Ahí es donde entra en juego la creatividad, y te las ingenias como sea para volver a generar ingresos sin tener que meterte en el sistema, y así evitar caer en la trampa otra vez.

La "realidad" puede ser una gran mentira (o una triste realidad): Esto pasa sobre todo cuando has vivido afuera, en un lugar con mejores oportunidades, mejores sueldos y calidad de vida. Es extraño volver, porque la gente te dice "bienvenido a la realidad" y una piensa "ésta será tu realidad, pero no tiene nada que ver con la mía "...el resto pensará que se te subieron los humos, que te creíste el cuento cosmopolita y que tu vida allá fuera, nunca fue parte de la realidad. Que vivías en una burbuja y que ya es hora de poner los pies en la tierra. Está la triste concepción de que la vida real es dura, sacrificada, que lo normal es trabajar en algo que no te llene y que la norma es vivir para trabajar, adquirir ciertas cosas que te den status, ser dependiente de un sueldo precario que con suerte te alcanza para vivir y hay que sacrificar tu vida en pro de otros y una hipoteca. O bien, ganas más que suficiente, pero a costa de no tener tiempo para disfrutar los frutos de tu esfuerzo...

La vida, en Lombok, una islita de Indonesia.

...Cuando conoces realidades opuestas a esas, cuestionas lo que te inculcaron desde chica, y ahora, salirte del sistema te hace más sentido que nunca.

Desapego: Sí, lo sé. Suena fuerte esa palabra: Desapego. Tiene una connotación power! Se asocia inmediatamente a egoísmo. Un día leí una frase de Walter Riso que no me fue indiferente:"Cuantos más apegos dejes caer por el camino, más cerca estarás de encontrarte a ti mismo". 
El apego es un estado emocional de vinculación, en algunos casos compulsiva, a una cosa, persona o pensamiento determinado, que genera en ocasiones la creencia persistente de que sin eso no se puede vivir o ser feliz.
En mi caso no existe el apego hacia lo material. Vendí mi único "bien", mi auto, sin pensar con tal de irme a dar una vuelta por el mundo de dos años, y créanme, lo volvería a hacer. De vuelta, no he sentido la necesidad de tener auto de nuevo, y no me interesa ni la ropa, ni soy de carteras y zapatos. Pero si hay algo que me duele dejar es a Benito, ese rubio/colorín que me ronronea cada mañana, el que endulza la amarga rutina. Sabe cuando me voy a ir, y asumo que huele mi día de vuelta.

Benito 

Y hoy día, algo que me pesa soltar y dejar de ver por años, es a mis sobrinos. Soy madrina de uno de ellos y la pura idea de querer emigrar, me pesa. Ya no solo eres una hija horrible por abandonar a tus padres que están envejeciendo, sino la tía/madrina del año por no estar presente en el crecimiento de tu sobrino/ahijado.
Con las amigas ha sido fácil, o me autoimpuse que lo fuera. Nos acostumbramos a estar separadas y gracias a la tecnología nos hemos mantenido en constante comunicación. Incluso, estando lejos hablo más con ellas, que cuando estamos en la misma ciudad y las agendas están siempre cruzadas.
Creo que uno viaje o no, debe aplicar desapego ante todo (trabajo, familia, mascotas, cosas materiales) y así poder transitar por este viaje de la vida, mucho más ligeros.

La irremediable adicción: Basta hacer un primer gran viaje, y listo. Estás contagiado. El bichito viajero se te metió hasta en las articulaciones, eres adicto y tu único remedio es seguir viajando. Sí señores, esto de viajar es tan increíble, sobre todo cuando vives la experiencia en solitario, que no quieres parar. Al menos yo, quiero conocer tantísimos lugares, que sé que me faltarán vidas para hacer todo lo que quiero, y estar en casa me desespera justamente por lo mismo...porque siento que estoy perdiéndome de muchas cosas. Hay un universo repleto de micromundos diferentes, interesantes, sabrosos, coloridos, húmedos, tranquilos, hostiles, que muero por exploraaaar!!
(necesito ayuda en serio, quien conozca un psicólogo que trate este tipo de adicciones, me avisa!)

"Qué difícil es para un alma que despierta, encontrarse con una corriente que va en el sentido opuesto"

No querer volver: A quién no le ha pasado? Sentir esas enormes ganas de quedarse, y de no volver. 
Creo que por algo no tenemos raíces, y que el lugar donde nací no tiene porqué ser el lugar donde pase el resto de mis días...El mundo es un lugar demasiado alucinante como para quedarme en un rincón toda la vida. Volver a casa es la parte más difícil de un viaje; has crecido fuera del rompecabezas y ahora sientes que tu pieza ya no encaja.
No querer volver está muy ligado al primer punto mencionado (enamorarse).
Yo me enamoré perdidamente de un tal Vancouver, y ahora, Santiago, es un desconocido al que no entiendo, pero al que trato de querer (aunque me cueste)

Un día me enamoré...de Vancouver!!

Confiar: Después de viajar, confiar es uno de mis verbos favoritos. Implica tantas cosas, y viajando no queda otra. Desde el momento que te subes a un avión y dejas tu vida en manos del piloto, hasta que estás en destino y te alojas en casa de un desconocido de couchsurfing.
Confiar en que el tipo de la casa de cambio no te está estafando, confiar en que lo que te dijeron es cierto y que ese chofer kamikaze no se va a caer por el barranco.


Cuando viajamos estamos más alerta, más concientes, más despiertos...y esto nos hace más intuitivos. Hay que hacerle caso a la intuición, esa voz interna que rara vez se equivoca
Y si algo sale mal, debemos confiar que todo estará bien y que el camino siempre te pondrá en frente un ángel que te dé una mano.
Y uno de los aprendizajes más valiosos que te dará un viaje, será el haber aprendido a confiar en ti.

Tener mucho tiempo para pensar: Me llama la atención que desde que somos chicos, los grandes se aterran ante la idea de que estés aburrido. Niño aburrido es igual a niño que va a molestar, y vamos tapando ese espacio con pantallitas, donde podría desarrollarse la creatividad, el juego, la exploración. Cuando creces, no es aceptable estar aburrido, ahora es sinónimo de no tener nada qué hacer, tener tiempo libre, osea, eres un vago.
Muchas personas me han preguntado después de un viaje largo y sola: "no te aburres?" "y qué haces con tanto tiempo libre? yo no podría!".
Eso demuestra cómo nos acostumbramos a vivir la vida: apurados y sin espacios para la reflexión.
Viajando, ese espacio que invita al autoconocimiento se amplia de tal manera, que conoces facetas de tí que jamás imaginaste que tendrías. Cuando estás lejos de casa, en otro escenario, te obligas a hacer cosas nuevas, conocer gente nueva, probar sabores nuevos...en otras palabras, te culturizas, amplías tus conocimientos, y se abre tu mente a nuevas ideologías, y al conocer otras realidades, inevitablemente, comparas. Es por esto que al sistema no le conviene que pensemos mucho, ni que viajemos tanto, ni que seamos cultos. 
Al sistema le conviene que vivamos en piloto automático, que no cuestionemos mucho las cosas, y que de tanto trabajar, no tengamos el tiempo, ni nos dé la energía para pensar.
Viajar te hace ver tu vida desde otra perspectiva, te hace repensar si vas en la dirección correcta, y te hace cuestionar todo. Viajando, tendrás todo el tiempo del mundo para pensar y reflexionar, y te aseguro, que se revelarán grandes verdades.

La vida, mental y espiritualmente hablando, es por necesidad insegura e incierta. Hay certeza sólo acerca del hecho de que hemos nacido y de que moriremos.


Ser tú misma y no conformarse: El "es lo que hay" ya no me hace ni un sentido. Después de viajar y de ver que no hay UNA SOLA respuesta a cada cosa, sino mil variantes distintas, ya no aceptarás que nadie te diga cómo vivir tu vida. Moverse por el mundo (insisto: SOLA sobre todo) te da una seguridad en ti misma que no te la dará otra cosa. Nunca te sentirás más tú misma como cuando viajas, cuando estás lejos, cuando no conoces a nadie y eres dueña de tus desiciones sin ser influenciada por el entorno.
Ahora te sientes más autónomo y emprendedor capaz de crear tu propia realidad.
O acaso te vas a conformar con menos, por temor a encontrar allá afuera algo mejor?

Atrévete a dejar lo bueno, para ir tras lo grandioso...

Otra forma de entender el mundo: somos nosotros mismos con nuestras acciones los que construimos la celda que después nos aprisiona.
Nadie nos obliga a comprar cosas que no necesitamos, ni a endeudarnos, ni a aceptar un trabajo que nos hace infelices. Son decisiones que tomamos voluntariamente porque simplemente no conocemos otras alternativas, y porque hemos sido influenciados por la tv, los amigos, la familia...
Que no te vendan la vida en un paquete cargado de sufrimientos. La vida es una aventura maravillosa repleta de oportunidades, y TU felicidad es lo más importante. Que ni si quiera yo venga a venderte que la felicidad es viajar por el mundo, ni que otros te hagan creer que la felicidad es tener hijos, una gran casa y un auto del año.
Recuerda que el tiempo es el recurso más escaso y de más valor. Inviértelo en algo que te haga feliz. El trabajo ocupa gran parte del día y de nuestra vida...si regalas tu tiempo a un jefe y un trabajo que no toleras, estás perdiendo un trozo importante de tu vida, que ya nunca más podrás recuperar.


Si quieres saber cuán peligroso es viajar, pues sale y descúbrelo tú mismo. Para saber cómo se nada en el mar, hay que salir de la pecera. La vida de por sí es peligrosa y estamos expuestos a sufrir...en un viaje pasa lo mismo, pero te aseguro que absolutamente todo, -lo bueno y lo malo-, habrá valido la pena.