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miércoles, 16 de octubre de 2013

La "oncecita"

En mi país, Chile, la hora del té, es la hora de la "once". Tomemos oncecita? Era mi parte favorita del día, y hoy lejos de casa, se echa de menos. La once era la escusa perfecta para quedarse un ratito más en casa de mamá y el pretexto ideal para juntarse con las amigas. Estamos comenzando el otoño canadiense. Hace casi un año que dijimos hasta pronto, y la melancolía, me visita seguido por estos días, y sin duda, una de las mejores compañeras son un té verde con menta. El aire frío comienza a hacerse presente, y yo, el ser humano mas friolento del planeta, recurro a recuerdos tibios para olvidar por un instante, que se vienen meses oscuros y lluviosos...
En este instante, mientras escribo este post, me acompaña un buen tazón de menta marroquí...un té en bolsa comprado en Vancouver, Canada y que nada tiene que ver a los tés de menta que te sirven en Marruecos!
Y para allá me fui...a esos deliciosos 32 grados (de noche) donde de cortesía, te servían un caliente té con una mata enorme de menta dentro de ese vasito de vidrio. Que recuerdos! Mi mejor amiga y yo, tomando nuestro primer té de menta en nuestro primer viaje juntas, en un rincón del mundo que ambas soñábamos conocer! El té más dulce de mi vida, no solo por la cantidad de azucar que le echaban, sino por el dulzor de la mejor compañía.

Degustando nuestro primer té de menta...muertas de risa!

Y después vinieron muchos tecitos marroquís inolvidables: durante la negociación del regateo, en la terraza de nuestro palacio bereber, después de la cena bajo una lluvia de estrellas fugaces en el desierto el Sahara...Aaaay que recuerdos!
 Marruecos huele a cuero, a tubo de escape de moto, a especias y a hombre seductor...Pero uno de los aromas que me llevé conmigo, fue el intenso aroma a menta de su brebaje local.
Y hoy, desde tierras canadienses, el té sigue siendo en dulce compañía. La de mi amado! Uno tras otro, mientras conversamos y soñamos nuestra vida.
Sin duda, lo que más se extraña estando lejos, son los afectos...y éstos siempre están ligados a momentos, como ese preciado instante llamado ONCE.


Este post es mi primer Veo Veo.

¿Qué es Veo Veo? Es, ante todo, un juego, una excusa para conocer lugares de la mano de otros viajeros, contarnos historias, viajar aunque no tengamos la oportunidad de hacerlo, encontrarnos. Se realiza una vez al mes y las temáticas se eligen en el grupo Veo veo en Facebook, y por medio del hashtag #VeoVeo en Twitter y otras redes sociales. ¿Querés jugar? ¡Veo veo! ¿Qué ves?

martes, 15 de noviembre de 2011

Inspiración Marroquí (dedicado a ti, mameta)

Aaaay! Marrakech…la seductora Marrakech…aun no logro descubrir qué fue lo que este lugar tuvo de particular para atraparme de esa manera, porque nunca antes fui a un lugar que no quisiera dejar, del que no me queria ir, pese al calor insoportable y lo agotador sicológicamente que resultaba algo tan cotidiano como ir de shopping, comprar, ver donde sentarse a comer etc…Será su gente? Su cultura? Sus paisajes? El hecho de ver cada día algo tan abrumadoramente distinto a lo que vemos cada día en occidente? 













Porque por momentos me sentí en la India, siendo que nunca he estado ahí, porque tampoco hablo de una ciudad estéticamente preciosa como lo es Paris, pero tiene ese no se qué que te envuelve y seduce, y sin duda alguna es un destino que me repetiría muchas veces más.
Fue un destino que soñaba conocer hace algunos años, y con mi mejor amiga, esas amistades preciosas como pocas hay en la vida, que son un regalo divino...





(Arriba: Primer almuerzo en Marrakech. Abajo: Cascadas de Ouzud)

De esas amigas que quizás uno valora más porque las tienes al otro lado del océano, ella vive en Madrid y yo en Chile y esa distancia ha hecho que el sueño creciera con los años, cuantos mails , conversaciones por chat, averiguaciones en internet, etc En fin…tantos detalles que alimentaban nuestra ansiedad y ganas de estar ahí, de ver eso...







...De comer eso, de dormir ahí, de vivir la magia del sahara, bla bla bla…
Y aquí estoy sentada frente a este computador, con mi cabeza llena de imágenes





 



Mi bitácora está repleta de historias, y mi corazón, pleno de dicha por haber cumplido uno de mis tantos sueños, junto a mi mejor amiga…Puedo decir, que experimentamos la felicidad en su estado más puro,vivimos el presente a concho, reímos de buena gana, volvimos a ser niñas donde todo te sorprende y la curiosidad se vuelve continua.





Cascadas de Ouzud.
Ese barquito nos llevo casi abajo de la cascada y quedamos empapadas.

Bueno, el viaje comenzo desde Madrid, que fue donde tomamos nuestro avión con destino al aeropuerto Menara de Marrakech.

 
No sabíamos muy bien como seria el tema de la vestimenta en un país donde la religión (musulmana) es muy estricta, incluso llegamos a pensar que no nos dejarían entrar al pais por andar con shorts, pero al parecer estan más avanzados y empáticos de lo que jamas imaginamos.




 
 Como viven del turismo, están acostumbrados a ver gente de todas partes del mundo que visten mas descubiertos que ellos. Quizás, dentro de sus mentes pasa el pensamiento: cómo andan así estas chicas, con tanta piel al aire!
Pero nosotras nunca sentimos que nos miraban como si fueramos juzgadas, se nota que para ellos es pan de cada día y asi como nosotros respetamos su cultura y modo de vestir tan cubierto, ellos respetan la nuestra.
Una vez que pisamos tierras marroquíes, dentro del mismo aeropuerto cambiamos euros por Dirhams, la moneda local, donde la conversión es muy sencilla de hacer: a todo hay que restarle un cero, por ejemplo: 100 dihrams son 10 euros, 20 dirhams son 2 euros y asi…
Eso sí antes de ir hay que saber que alla nada tiene un precio fijo, a menos que vayas a un restaurant que tenga una carta con precios determinados, pero en los zocos o cualquier tienda de ropa, souvenirs, carteras, dulces y especias...


Los dulces de Mohamed. Mmmmm...


...Te dirán un precio inicial y ahí comienza el famoso regateo que es parte de su cultura, aunque no te guste regatear, es parte de la negociación y al final uno pagará el precio que uno ponga, a menos que aceptes la oferta que te proponga el negociante. Los primeros días me incomodó un poco esto, pero los últimos estaba hecha una experta. Bueno, también hay que estar concientes de que ellos viven del turismo y con tal de venderte algo pueden llegar a ser muy insistentes, pasas por fuera de una tienda y te dicen: "española? brasilera? italiana?" y aunque seas china, ellos sabran comunicarse contigo, es impresionante!! algunos eran más invasivos y me agarraban del brazo para mostrarme lo que vendían y en un arabesco lenguaje me decian: "ven, aqui, barato, lo mejor" Y asi mismo pasaba fuera de los puestos de comida en la plaza principal de Marrakech, la plaza Djema el Fna, los chicos que atienden se pelean por llevar turistas a sus puestitos...
... y si a eso le sumas, los olores, el calor, las motos que pasan sobre ti si no te corres, resulta ser un lugar sicológicamente a-go-ta-dor!


Plaza Djema el Fna de Marrakech.

 Y todo ese vivir del turismo tambien se aprecia en los encantadores de serpientes, los que andan con monos (cuidado que algunos estan entrenados para robarte) las mujeres que ofrecen hacerte tatuajes de henna e incluso los vagabundos (generalmente mujeres con niños) que piden limosna y se molestan o simplemente te cobran si les sacas una foto.



Aprovecho a recomendar el riad donde nos quedamos,precioso, limpio, silencioso y nos atendieron como reinas: el Riad Dar Tamlil, a solo 5 minutos caminando a la plaza Djema el Fna, un desayuno rico y completo, suites con  1 baño bien particular -hay que estar ahí para que sepan de qué hablo- sin lujos, pero muy bien para dormir. Y lo mejor, la singular y amorosa atención de Abdul, el chico más dulce que conocimos en la vida y que al despedirnos tuvimos que contener las lágrimas, cosa difícil para una llorona como yo.
Para quienes no entiendan el concepto "Riad", les cuento que es una vieja casa marroquí adaptada y remodelada para ser convertida en guest house y su decoración es andaluza y arabe, con mosaicos, umbrales en forma de arcos, con jardínes interiores, terrazas exóticas y llenas de color y magia, es como estar durmiendo en la casa de Aladino. (http://www.dartamlil.com/)
Sin dudas, un destino que no te dejará indiferente, porque hasta lo más cotidiano como comer, dormir o darse una ducha se convierten en experiencias auténticas, únicas e irrepetibles. En una próxima entrada les contaremos nuestra aventura camino al desierto del Sahara y la experiencia de dormir en un campamento bereber bajo la vía láctea mas luminosa que vimos en nuestras vidas...
(Para leer "Aventura en el Sahara", vaya a la etiqueta SAHARA)