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miércoles, 21 de enero de 2015

La magia de Cartagena


Cartagena de Indias es una ciudad fascinante que guarda los secretos de la historia en sus murallas y balcones, en sus construcciones y en sus angostos caminos de piedra.

La magia de Cartagena reposa en los cimientos de sus fortificaciones, la calidez de su gente, la riqueza material de su arquitectura y las infinitas expresiones culturales de un pueblo aguerrido y valiente.

Esta ciudad desborda romanticismo y cuenta anécdotas fascinantes en las esquinas de calles y plazas, y en el límite de sus murallas, que aguardan el ocaso para evocar las luchas del pasado.
Los monumentos se levantan solemnes, antiguos claustros, iglesias, baluartes y vestigios de cruentas batallas son el testimonio de hombres y mujeres invencibles que concedieron libertad a la “ciudad heroica”.


Al caer la noche, Cartagena es cálida, irradia luz propia, cobra vida y se transforma. Crea una atmósfera única que enamora a sus huéspedes y los transporta a tiempos olvidados sobre un carruaje guiado por caballos.
Declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1984, Cartagena suma a los encantos de su arquitectura colonial, republicana y moderna, los atractivos de una intensa vida nocturna, festivales culturales, paisajes exuberantes, magníficas playas, excelente oferta gastronómica y una importante infraestructura hotelera y turística.

Cartagena de Indias es una de las ciudades con mayor carga histórica de Colombia. Fue fundada por Don Pedro de Heredia en el año 1533 y en poco tiempo se tornó un lugar muy atractivo por su localización. Acabó siendo el principal refugio de la corona española, que utilizó la ciudad como un verdadero cofre del tesoro, ya que allí estaban guardadas las riquezas de los colonizadores. Cartagena también fue el puerto más importante de América, siendo aún hoy día una de las principales actividades de la ciudad. Cartagena está a las orillas del Mar del Caribe, lo que explica la belleza de sus playas. Además su centro histórico tiene una arquitectura muy característica de las villas españolas.


Es placentero recorrer las calles y observar las construcciones coloniales, el Palacio de la Inquisición, la Torre del Reloj, las murallas y el Castillo de San Felipe de Barajas, además de disfrutar la brisa cálida y tranquila desde sus parques y plazas.

Personalmente, Cartagena me gustó, pero como todo destino demasiaaaado turístico/trillado, no provocó en mí esa locura nivel "dejo todo que aquí me quedo a vivir"...
Siempre me pasa que los lugares más comunes y plagados de masas turísticas me desilucionan un poco, y me provoca un cierto malestar el hecho de que mientras haya más turistas perdidos y con muchos dólares por gastar, hay más locales que aprovechan de estrujar billeteras, de vender lo invendible e insistir más de la cuenta para conseguir algo de ti. Aunque hay que decirlo: el colombiano no es tan insistente como los indios o los marroquís, y eso te ahorra unas cuantas jaquecas (y horas de regateo).

La gastronomía es también una fiesta en la ciudad. Las alternativas se multiplican para los viajeros que buscan experimentar sabores nuevos y exóticos de la cocina local e internacional.
Por favor, deguste las arepas de huevo en los puestos callejeros. No se va a arrepentir...

Las opciones de alojamiento son diversas. Es posible escoger tradicionales hoteles coloniales o exclusivos boutique que proporcionan una experiencia única por sus detalles y servicios personalizados. También están los clásicos hostales en el barrio Getsemaní, con gran vida nocturna, y a poca distancia de la ciudad amurallada.


Cartagena entrega todo el encanto de su historia y el legado de ancestros que la hicieron grande y la convirtieron en uno de los destinos turísticos más importantes del país.

Cartagena fue nuestra puerta de entrada a Colombia. Fue ese punto de encuentro con mis papás, a quienes no veía hace casi dos años. Fue nuestro retorno a la América Latina que habíamos despedido hace un año 10 meses, y el último de 16 países que nos brindó una acogida como en casa.
Después de Cartagena seguimos recorriendo gran parte del país, y no les diré que Cartagena fue mi ciudad favorita, pero es sin duda, un lugar que vale la pena conocer.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Salento: en el corazón del eje cafetero colombiano.

Colombia. Me acuerdo de ti, y al instante se me paran los pelos y se me llenan de lágrimas los ojos. En este maravilloso y enorme país con costas pacíficas y atlánticas, nos tomamos 5 semanas para recorrer gran parte de él. Y cuando el tiempo no juega en tu contra y estás viajando y no andas de paso con tiempo limitado, los lugares tranquilos que invitan a hacer nada, son una pausa necesaria. Y eso fue lo que nos pasó con Salento, al que generalmente los turistas van a conocer por el día, a nosotros nos atrapó por más de 90 aletargadas horas.



Colombia en vez de estar sub dividida por regiones o estados, cuenta con departamentos. Este colorido municipio, rodeado por valles, cafetales y montañas, se encuentra en el extremo nororiental del departamento del Quindío. (al sur de Medellín y al oeste de Bogotá)
Aquí, encontrarán un pueblito de una colorida calle principal, y unas 5 calles que la atraviesan. No puede faltar la plaza con la iglesia, desde donde salen jeeps hacia el valle del cocora, y a los cafetales. Al final de esta calle principal se encontrarán con una gran escalera...suban y una vez arriba deléitense con las hermosas vistas del pueblo.

Una vez subes la larga escalera, te encuentras con otra perspectiva del pueblo y sus alrededores.

El ritmo transcurre lento, se respira energía de pueblo, con el puestito de comida de la señora rosa y el perro que duerme siesta. Con habitantes tan amables que te enamoras de ellos tras escuchar sus "a la orden" y con hostales que más bien son casas para viajeros donde por un buen precio arriendas una habitación con baño y una maravillosa señora llamada Rosmira te despierta con un desayuno de cortesía que no estaba incluido en el precio de la habitación. Por eso, quizás, nos quedamos más tiempo del presupuestado...





Este lugar nos hizo sentir como en casa, y nos permitió conectar con la nostalgia que cualquier viajero siente en sus últimas semanas de un viaje de 2 años.
Alrededor de este colorido pueblito, recomiendo a ojos cerrados visitar un cafetal y así aprender sobre el arduo trabajo que hay detrás de la cosecha y producción del delicioso e inigualable café colombiano.


Esta es la hermosa finca El Ocaso, a la que puedes llegar desde la plaza de Salento. Nosotros nos fuimos caminando (40 min, aprox)


La flor del café. Después da el fruto, del cual, tras un largo proceso, se obtiene el grano.

Recolectando frutos...



...y de su interior se obtiene el grano que ya todos conocemos.
Sin duda, detrás de una taza de café, hay toda una historia y un arduo trabajo.







Al finalizar la charla explicativa del proceso de cultivo cafetero, degustamos el café más delicioso que hemos probado en nuestras vidas. Tanto así, que ni azúcar fue necesario echarle (y les escribe alguien extremadamente dulce)
Aprendimos algunas cosas que nos sacó un poco de nuestra ignorancia respecto al tema.
Yo al menos creía que el  café arábico provenía de los países arabes, pero no podía estar más equivocada.
Tampoco sabía que su cultivo exige condiciones especiales de suelo, temperatura, precipitación atmosférica y cierta altitud sobre el nivel del mar. Las condiciones ideales se encuentran entre los 1.200 y 1.800 metros de altura sobre el nivel del mar. (a mayor altitud, mejor calidad el café)


Otro paseo por el día es el valle de cocora, con una gran biodiversidad y riqueza paisajística de singular belleza y famoso por sus palmas de cera de troncos alto y delgados que se peinan (y despeinan) al viento con la brisa que sopla por este verde y hermoso valle.


Este parcito era como el Brad Pitt y el George Clooney de los caballos...



Ya saben...si andan por el centro Sur de Colombia, pasen por aquí.
Y vengan con tiempo, porque seguro que Salento los va a hechizar...